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Estos insectos son conocidos popularmente como chicharras, cigarras, chiquilichis, chiquirines, cicadas o cocuyos (dependiendo del país donde habitan).
El ciclo de vida de estos insectos es largo, comenzando cuando las hembras ponen sus huevos en los árboles y posteriormente las ninfas caen al suelo para enterrarse durante un periodo de 2 a 17 años.
Estos animales se reproducen en la época más calurosa del año, específicamente en los meses de marzo y abril que coincide con el tiempo de la cuaresma.
A pesar que estamos a pocos días para la semana mayor, estos simpáticos animales no se han dejado ver ni escuchar.
Aunque las condiciones del clima son perfectas para que salgan de la tierra, en este 2024 los salvadoreños no han sido testigos del canto de estos insectos.
Según los expertos en el tema, la urbanización y destrucción de sus hábitat son las causas principales para que cada año vayan desapareciendo.
Como dato curioso, las chicharras son sordas, las hembras no son atraídas por el sonido, sino por las vibraciones del sonido que proviene del macho.
Las chicharras no muerden ni pican, ni suponen plaga o riesgo alguno para ningún cultivo o para el ser humano, éstas solamente “cantan”.