Recientemente se dio a conocer el trágico de Joanna Kowalczyk, una joven de 29 años originaria de Newcastle, Inglaterra, quien falleció días después de recibir un tratamiento quiropráctico para aliviar un dolor de cuello.
La joven sufrió una lesión conocida como disección arterial, (un desgarro en el revestimiento de una arteria) tras una sesión de entrenamiento personal en un gimnasio.
Pese a la gravedad de la lesión, la joven decidió no acudir al hospital y optó por tratamientos alternativos para manejar el dolor.
El medio menciona que la mujer tenía antecedentes médicos de migrañas recurrentes y problemas de hipermovilidad en las articulaciones. Información que su quiropráctico no verificó antes de proceder con el tratamiento.
Entre septiembre y octubre de 2021, recibió cuatro sesiones de “ajustes y manipulación” quiropráctica.Tras la sesión del 16 de octubre, comenzó a experimentar síntomas preocupantes, como mareos, sensación de que la habitación giraba, visión doble, hormigueo en el lado derecho del cuerpo y vómitos.
Al percatarse de su deterioro, paramédicos acudieron a atenderla tras presentar dificultades para hablar, un síntoma característico de un derrame cerebral. Un día después su estado empeoró y la trasladaron de urgencia al hospital con un nivel de conciencia reducido.
Los estudios médicos revelaron la presencia de tejido cerebral muerto y un desgarro en la pared de un vaso sanguíneo en su cuello. Lamentablemente, la joven falleció el 19 de octubre.
Leila Benyounes, asistente forense, determinó que la joven murió a consecuencia del “tratamiento quiropráctico posterior a un evento médico natural”.