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La inflación no da tregua en Estados Unidos y se disparó en mayo hasta su tasa más alta de los últimos 40 años, el 8,6 %, una nueva escalada de los precios de consumo que vino empujada sobre todo por el fuerte encarecimiento de la energía.
Según datos publicados por el Gobierno norteamericano, este es el mayor aumento desde diciembre de 1981.
Los datos oficiales dan cuenta que la gasolina se disparó un 4,1% en el mes, con grandes aumentos en la vivienda, las tarifas aéreas y los vehículos usados y nuevos.
La inflación desenfrenada de Estados Unidos está imponiendo graves presiones a las familias, obligándolas a pagar mucho más por los alimentos, la gasolina y el alquiler, y reduciendo su capacidad para permitirse artículos discrecionales, desde cortes de pelo hasta aparatos electrónicos.
Medios internacionales destacan que los estadounidenses de bajos ingresos y los afroamericanos e hispanos, en particular, están luchando porque, en promedio, una mayor proporción de sus ingresos se consume en necesidades.
Los expertos esperan que la inflación disminuya este año, aunque no mucho. Algunos analistas pronostican que el indicador de inflación que el Gobierno comunicó el viernes -el índice de precios al consumo- podría caer por debajo del 7% a finales de año.