Foto: Tomada de la Web
Ahora, cuando salimos de casa, un nuevo elemento figura entre las cosas que no debemos olvidar llevar con nosotros: la mascarilla o cubreboca para protegerse del coronavirus.
Y, aunque su uso es algo momentáneo y en algunos casos, obligatorio, parece que va para largo. Dejando de lado las restricciones, se trata de quizás una de las medidas de protección contra el Covid-19 que más incomoda a las personas. Pero aun así la mayoría de la gente es responsable con su uso.
Ahora bien, dentro de la triste y frustrante situación que se está viviendo desde que llevamos la mascarilla como algo habitual parece como que la gente es un poco más agradable de ver.

Podría deberse a la sensación de protección y seguridad, pero este fenómeno responde a algo mucho más sencillo: nuestro cerebro nos estaría engañando para que los demás nos parezcan más atractivos con la mascarilla puesta. Así lo dice la ciencia.
El por qué es bastante sencillo y lo explica la psicología: nuestro cerebro nos engaña.

No es culpa suya, ojo, sino de uno de los principios más básicos de las teorías de la percepción: nuestra mente siempre rellena los huecos que no ve bien sean figuras incompletas o rostros humanos, porque necesita darle un sentido a lo que quiera que tengamos delante.
Es más, si nuestra mente no tiene la suficiente información como para completar una imagen y que se ajuste a la realidad, se inventa los datos que le faltan.
Si nos referimos a la percepción de las personas entrarían en juego las leyes de la Gestalt, que indican que cuando completamos un rostro, la mente atribuye o se inventa la mejor forma posible para poder completarlo.
En principio, todo se fundamenta en algo tan básico como que, en general, nos atraen las caras simétricas. La mascarilla solo deja visible nuestros ojos, ahorrándonos percibir asimetrías en nariz, boca y mentón. Es decir, visualizamos rostros menos imperfectos. A esto se le suma que nuestra mente tiende a rellenar todo aquello. Para entender esto tendríamos que hablar del concepto koinofolia.
Esto es un mecanismo que se activa en el cerebro cuando observamos una imagen incompleta y utiliza toda la información almacenada a lo largo de los años. Por supuesto, completa la región facial oculta con los rasgos más agradables y mejor valorados por nuestro subconsciente. La Universidad de Barcelona incluye las leyes de la Gestalt que se fundamenta en dos reglas generales: la ley de buena forma y la ley de figura y fondo.
Además, también es importante destacar que el hecho de que la mascarilla solo dejen a la vista los ojos, beneficia por sí mismo. Sin entrar en que sean bonitos o feos, su fuerza expresiva e involuntaria nos convierte en personas más transparentes. Siempre se ha dicho que la mirada es el espejo del alma y ahora nuestra única comunicación no verbal es a través de ella.