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Por: Agencias
19 agosto, 2020

El Bayern de Múnich se jugará ante el Paris Saint Germain el trono de la presente Champions League este próximo domingo. El conjunto bávaro no tiene rival esta temporada. Las dentelladas del Olympique de Lyon no fueron suficientes para toser a un equipo que solo sabe ganar. El doblete de Gnabry demostró que el gol no es solo cosa de Lewandowski y Müller en este equipo. El gol del polaco al final dio la puntilla a los de Rudi García (0-3).

Los alemanes están ante su undécima final en busca de su sexta Orejona, rompiendo así su maldición de semifinales.

En apenas cinco minutos ya se vio en Lisboa el partido que se esperaba. El dominio era clarividente del Bayern, por potencial, ganas e iniciativa. Y porque era lo que más beneficiaba en este caso al Lyon. Los franceses se vieron cómodos al contragolpe y los primeros sustos fueron de ellos. En las botas de Memphis Depay estuvo el primero de ellos. El holandés es de esos talentos que surgen de la Eredivisie que quizá da el salto antes de tiempo (año y medio en el United), pero mostró credenciales de nuevo.

A la espalda de la zaga aparecía Depay, que se iba directo hacia Neuer. El meta alemán salió hasta la frontal para tapar las opciones de remate del holandés, que acabó tan escorando que estrellaría su disparo en el lateral de la red. El Lyon encontraba un coladero de oportunidades a la espalda de la adelantada zaga bávara. Toko Ekambi tendría una triple ocasión de gol pasado el cuarto de hora tras otro buen desmarque a la sombra de Davies. Hasta tres veces perdonó el camerunés.

Así el Bayern estará en su 11 final de la Champions League y derrumba el muro de las semifinales que le había sido demasiado alto en sus últimos cuatro intentonas. La última vez que llegaron los bávaros a la final fue en 2013… y aquel año fueron campeones de Europa por quinta vez en su historia. El Paris Saint Germain ya espera.

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