(Foto/cortesía)
Lo que pasó el 31 de diciembre de 2022 en el baño de la discoteca Sutton de Barcelona marcará el futuro del jugador Dani Alves como de la mujer que lo denunció por agresión sexual.
En un informe presentado en el Juzgado de Instrucción 15 de Barcelona, la víctima relata las secuelas que sufre desde que pasaron los hechos como miedo, asco o «angustia» al salir a la calle ya que considera que se cuestiona de forma permanente su relato.
Se trata de afectaciones «graves», según fuentes judiciales, que un perito designado por el juzgado debe objetivar.
Debido a esto, la prueba pericial debe determinar si la denunciante sufre lesiones y secuelas psicológicas y emocionales compatibles con una agresión sexual, como ella mismo denunció en un informe aportado al procedimiento.
Es una diligencia habitual en los casos de violación y para la defensa del jugador es clave ya que consideran que puede restar credibilidad al relato de la víctima e insistir en que las relaciones fueron consentidas.
La prueba se adjuntará al procedimiento junto con el informe respecto a las lesiones físicas que presentaba la víctima, tal y como indicaron los médicos que siguen el proceso judicial.