Foto: Cortesía (Archivo).

El próximo 5 de julio de este años se cumplirán 15 años desde el día en que el activista del FMLN, Mario Belloso, empuñó un fusil de asalto y asesinó a dos policías de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO), durante una protesta estudiantil en los contornos de la Universidad de El Salvador.

En el punto más álgido, Belloso tomó posición de francotirador y custodiado por otros dos, comenzó a disparar con un fusil M-16 contra los agentes de la UMO. Tras una ráfaga de disparos, corrió a refugiarse al interior del recinto universitario.

Tras la firma de los Acuerdos de Paz,  este fue uno de los ataques más polémicos. Como parte de dichos acuerdos, el FMLN adquirió el compromiso de abandonar las armas; sin embargo,  el tiempo dejó en evidencia que es promesa no se cumplió.

Meses después, cuando Belloso fue capturado y tuvo que dar cuenta de sus acciones ante la justicia, explicó que actuó de esa manera por órdenes de dos altos mandos de la ex guerrilla, en ese entonces ya convertido en partido político, y con varios representantes en el órgano Legislativo.

Pero solo Belloso acató las órdenes de dos históricas figuras de la ex guerrilla, en los años siguientes, quedó en evidencia que este partido –que se vendió como uno de izquierda y afavor de las mayorías– mantenía su posición beligerante.

Y es que no solo protegieron a las pandillas, sino que también les dieron privilegios en las cárceles  además de  negociar con armas.

Ahora, en pleno 2021, los militantes del FMLN siguen atacando a los agentes policiales de primera línea. La semana pasada, intentaron matar a un empleado de la PNC en San Salvador.

Los altos dirigentes del ese partido político dicen sentirse indignados porque  según ellos, desde la Firma de los Acuerdos de Paz, no ocurren hechos de violencia de tal magnitud.