Ella está destacada en la ciudad de Chalatenango. Él brinda sus servicios a la población del municipio de Potonico, de ese departamento.
Tras varios años de relación, ambos se unieron en matrimonio a inicios de marzo recién pasado, es decir en el mismo mes en que a raíz de la pandemia del coronavirus, el país entró en emergencia e inició una cuarentena domiciliar obligatoria.
La institución, vale aclarar, concede un periodo de licencia a todo recién casado, tiempo que los enamorados no podrán, por ahora, disfrutar. Este amor de más de cinco años tiene un fruto de nombre Niki.
Lo más difícil en estos momentos para los nuevos esposos es despedirse de su hija. La tenacidad es la singularidad de esta pareja que la vida policial ha formado.
Ana M. M. es la responsable del control del combustible de los vehículos de la Delegación de Chalatenango, mientras que Ernesto M. es un patrullero desplegado en los cerros de Potonico. Ambos comparten valores como la disciplina, trabajo en equipo y lealtad, entre otros, que inculcan en su entorno familiar.
A través de una llamada se saludan y ponen de manifiesto el amor que profesan a su pequeña hija, quien mediante la pantalla de celular clama estar con ellos.
Unidos por el amor a la Policía, estos agentes luchan para que el país supere la batalla contra la COVID-19, mientras esperan pacientemente volver a casa para coincidir con la bella hija que han procreado.
Cuando se vuelve difícil regresar al hogar, optan por saludar a Niki mediante una videollamada por WhatsApp o por el servicio de mensajería instantánea de Messenger de la aplicación Facebook.