El Papa Francisco sigue con su ciclo de catequesis para diagnosticar aquellas «patologías sociales» que ha puesto en evidencia la pandemia del coronavirus. Este miércoles ha señalado otra de esas enfermedades: la profunda desigualdad que hay en el mundo y que se ha exacerbado en estos meses de emergencia sanitaria.
Por eso, alto y claro, ha afirmado que cualquier vacuna que se encuentre no puede llegar primero a los ricos ni ser propiedad exclusiva de un país concreto: «Sería triste si, en la vacuna para el Covid-19, se diera prioridad a los más ricos. Sería triste si esta vacuna se convirtiera en propiedad de una u otra nación y no sea universal y para todos».
#Vaticano | “Sería triste si en la vacuna para el #COVID19 se diera la prioridad a los ricos”, así lo expresó el Papa Francisco en su audiencia general de este miércoles desde la Biblioteca del Palacio Apostólico, en El Vaticano. pic.twitter.com/VCtRNcoYs2
— El Megáfono (@seguimesiempre2) August 19, 2020
El Vaticano, a través de distintos organismos y documentos, lleva semanas advirtiendo de que la vacuna para el coronavirus ha de llegar a todos por igual y no convertirse objeto de compra y venta privada.
El Santo Padre ha abogado por que se haga llegar primero a los más necesitados, de acuerdo con la opción preferencial por los pobres que emana del propio Evangelio. Esta opción, ha señalado con firmeza este miércoles el Papa, nada tiene que ver con una cuestión «política o ideológica», sino que es la opción del propio Cristo.
Por ello, ha insistido en uno de los puntales pastorales de su pontificado, el capítulo 25 del Evangelio de San Mateo, según ha dicho, «el criterio-clave de autenticidad cristiana» y «el parámetro por el que seremos juzgados».
De la “nueva normalidad”, también se ha referido Francisco y ha pedido que no se desperdicie la oportunidad que ofrece esta pandemia de enmendar los errores y que la vuelta a la normalidad no implique volver a las injusticias históricas, porque, “si hay estructuras sociales que impiden soñar por el futuro, tenemos que trabajar juntos para sanarlas, para cambiarlas”.
Es más, “si el virus tuviera nuevamente que intensificarse en un mundo injusto para los pobres y los más vulnerables, tenemos que cambiar este mundo”.