26 diplomáticos de Estados Unidos denunciaron un misterioso “ataque sónico” en La Habana que les había provocado inexplicables problemas de salud. Los afectados aseguraban que los síntomas empezaban después de escuchar unos “extraños ruidos” en sus hogares o los hoteles en los que se hospedaban.
Dolor de oídos, pérdida de audición, vértigos, náuseas, privación del sueño, e incluso dificultades cognitivas, eran parte de los problemas que experimentaban los diplomáticos, según reporta La Vanguardia.
Los casos registrados en 2017 se sumaban a otros “ataques” idénticos perpetrados, según el Gobierno estadounidense, entre noviembre de 2016 y agosto de 2017. La administración reconoció no poder determinar “qué o quién” había dañado la salud de su personal y se centró en la búsqueda de un culpable.
El presunto ataque no sólo originó la indisposición de los empleados, sino que desencadenó un cruce de acusaciones entre EEUU y Cuba que acentuó sus malas relaciones. Washington decidió reducir drásticamente el número de funcionarios en el país, además de acusar al Ejecutivo cubano de saber quién estaba detrás de los supuestos ataques y de no proteger adecuadamente a sus diplomáticos.
Como prueba de las acusaciones, y ante la insistencia de La Habana de la falta de indicios, se difundió una grabación del molesto ruido que habría desencadenado las bajas diplomáticas y que constituyó la prueba principal de los supuestos ataques. Ahora, un estudio revela que la grabación corresponde, en realidad, al sonido de la fauna caribeña.
Una investigación de científicos de EEUU y Reino Unido, presentada en la Sociedad de Biología Integrativa y Comparativa (SICB), analizó la grabación y concluyó que el sonido coincide con el canto de los grillos que habitan en los alrededores de la sede y de sus viviendas.