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Por: Francisco Narváez
4 diciembre, 2019

Un joven se comunicó con este periódico digital para dar a conocer lo que le sucedió cuando transitaba entre los municipios de Ciudad Delgado y Soyapango, en el departamento de San Salvador.

De acuerdo con el joven identificado como Rubel P., y originario del departamento de Cuscatlán, la mañana este sábado se disponía a realizar una serie de trámites junto a su novia a bordo de su vehículo Honda Civic 1998, pero desafortunadamente este comenzó a sufrir problemas mecánicos.

El joven cuenta que cuando se encontraba atravesando el municipio de Ciudad Delgado (cerca de la línea del tren) la aguja de calentamiento comenzó a subir, lo que le preocupó porque cuando esto sucede lo recomendable es detener la marcha y esperar a que el motor se enfrie.

“Me detuve porque no quería que el motor se me quemara o torcer la culata. Me hice a un lado de carretera, lo estacioné y levanté la capota para ver qué era lo que pasaba”, dijo el joven.

No obstante, lo que al inicio fue una preocupación por el estado de su vehículo, pocos minutos después se convirtió en preocupación por su vida y la de su novia.

“No habían pasado mucho de estar estacionados en el lugar cuando dos bichos en bicicletas se me acercaron para preguntarme de dónde era y qué hacía en ese lugar. Obviamente eran pandilleros y querían saber si yo andaba en la jugada y conocer que mara opera en la colonia donde vivo”, expresó.

El joven afirma que los pandilleros le pidieron el DUI para saber con exactitud donde vivía, pero se los negó aduciendo que lo había dejado en la casa.

“A todo esto mi novia era la más preocupada, estaba llorando y yo intenté calmarla diciéndole que ya nos íbamos y que no importaba si el carro andaba calentado”, expresa.

En el momento que uno de los pandilleros se alejó para llamar por teléfono, el joven comenta que aprovechó para arrancar el carro y salir del lugar, manejó los más veloz que pudo para salir de la zona y entrar a la carretera Panamericana, por el lado del Colegio Español Padre Arrupe.

“El carro me siguió calentando, pero no me importó; preferí que hasta se quemara el motor pero quería salir de ahí. La aguja subió hasta el tope y yo me detuve hasta llegar a una gasolinera que se encuentra en la Panamericana, ahí por Unicentro Soyapango”, relata el joven.

“En la gasolinera le eché agua al radiador, espere un rato nada más y luego salí para mi casa, Ya no hice todo lo que tenía que hacer, pero di gracias a Dios porque las cosas no pasaron a más”, finaliza el joven.

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San Salvador, El Salvador

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